Un mimo en Las Ramblas.

Día 1:
Me quedo un rato pensando, dando vueltas alrededor del espejo, todavía no muy convencida de lo que va a ocurrir. Me encuentro indecisa, salgo de casa mirando a un lado y a otro, esperando no encontrarme con el bombón del vecino. Salgo a la calle, quiero esconderme, tengo miedo, no sé si seré capaz... Después de evitar un par de miradas furtivas, llego por fin a mi destino. Las Ramblas, una avenida larguísima llena de gente y lugares de ocio. Conforme me voy acercando, siento una a una el millón de mariposas que llevo en mi interior, revoloteando inquietas.


Día 2:
He salido de casa con la intención de comerme el mundo, ayer me resultó demasiado fácil, no se acercó nadie, todos llevaban prisa y, debo decir que tampoco me lo curré demasiado. Esta vez será diferente, pienso atraer a la gente y divertirme. He de decir también que mi vestimenta no es la más original, es lo que he encontrado, un traje de mimo hecho y derecho con algún que otro retoque personal. Llego a Las Ramblas, me siento en mi pequeño taburete y empieza el espectáculo. Hoy es sábado, lo que también aumenta las probabilidades de toparme con un público joven. Allá voy.

(Bostezo) Hoy ha sido un día muy largo, creo que lo he hecho de maravilla, es más, un chaval muy majo se me ha acercado y con un sencillo truco de magia, me ha regalado una flor preciosa… Una vez en casa, le cuento a mi madre toda mi aventura, está muy orgullosa de mí.

Van pasando los días...

Ya han pasado cinco días, pero he de decir que me ha gustado demasiado. He superado mis miedos, espera, se me está ocurriendo algo... Jajaja ¡Es perfecto!