Sonreír es el grito más fuerte.

Que difíciles se presentan a veces las situaciones,
situaciones en las que gritaría alto, muy alto, para que alguien escuchase mi voz, ahora quebradiza, escondida en lo más profundo de mi mente.
Si, yo quiero alzar mi voz, yo puedo hacerla tan fuerte como las raíces de un árbol, el árbol de mis sueños, mis ilusiones, de mis ganas de reír, de saltar, de volar alto.

-Mi voz se encuentra diminuta, chiquitita, una vocecita
renaciendo entre cenizas. Mis canciones cuentan las historias que mi pequeño
susurro no puede relatar.

-Mi voz es mínima, minúscula, mi murmullo no se distingue
entre tanto alboroto. Está encerrada en una cajita, guardadadita en el baúl de
lo que serán mis mejores recuerdos.

-Mi voz es insignificante, enanita, pero esconde un secretito
¿o mejor decir que esconde un grito que alcanzará hasta al más ignorante?
Si, mi voz es pequeñita, microscópica. Pero, te ¿cuento su secreto?
*Pues escucha:

Mi vocecita se convertirá en un grito, elevado, muy elevado.
Se convertirá en un rugido mayúsculo. Se convertirá en un chillido que no
llegará a molestar a tus tímpanos, pero si vibrarán, porque ¿sabes lo que cuenta?:

“A ti, sé que me estás escuchando, si, a ti te digo, grita
alto, muy alto, porque el rugido más fuerte no es el de un león, sino el que se esconde en ti, y en tus metas, porque si luchas por lo que quieres, por muy difícil que sea tu reto, lo superarás. Puede que te encuentras muchos caminos con piedras maliciosas que te hagan tropezar, pero cuando uno se levanta, es cuando a superado la prueba.”

"Si, a tí te digo: Sonreír es el grito más fuerte de todos"