SIN UN ADIÓS

Sentada en el suelo, con una manta áspera  cubriéndome los hombros, miro caer mis lágrimas, formando pequeños charcos. A mi alrededor la gente viene y va. Oigo el sonido de las sirenas, llantos, alguien me pone una mano en el hombro, pero no me molesto en levantar la cabeza.

Debo llevar horas en esta posición, y todos mis músculos de mi cuerpo están entumecidos. No importa, ya no importa nada. Nada tiene sentido, nada sin ella.

Recuerdos fugaces acuden a mi mente, como punzadas en el pecho, como si fuera un flash de toda su vida por delante de mis ojos. Jugando de niñas con su osito de peluche, o peleando por él. Un osito azul regordete que la acompañaba a todas partes. Otras veces jugábamos a viajar al espacio exterior, o a ser planetas en la galaxia. Ella siempre quería ser Júpiter, porque era el más grande. Hasta bien mayor no se quitó las dos coletas altas, símbolos de su optimismo, sus ganas de comerse el mundo, de su desparpajo, de su alegría de vivir. Ya en el instituto soñábamos con vivir las mejores experiencias juntas; hacer paracaidismo, conducir por la ruta 66, enamorarnos de Italia, vivir en una casita en la costa azul. Ella repetía una y otra vez que debíamos compartirlo todo, todo, todo. Como ropa, secretos, libros... Aunque esa era su excusa cuando nos enamorábamos del mismo chico. Hasta hoy, todos sus días habían sido redondos, la vida era para ella de color de rosa, la vida le sonreía. Recuerdo que, la primera vez que me rompieron el corazón, me envió un gran ramo de rosas con un poema compuesto por ella que rezaba "ODA A LA SOLTERÍA". Ella siempre se reía a carcajadas, con los ojos chispeantes, las manos inquietas y una gran sonrisa, limpia, pura. Lo merecía todo, todo, pero no esto. ¿Cómo podemos ser tan fugaces? ¿Cómo algo tan importante puede desvanecerse sin más? ¿Cómo se han roto todas las bases en las que creíamos, hace unas horas, juntas? ¿Cómo se ha ido teniendo el mundo a sus pies? ¿Como me ha dejado tan sola? Porque ella ha perdido la vida, sin opciones, sin avisos, sin rosas, sin una sonrisa, sin despedidas, sin un abrazo, sin nada.