“El último superviviente en Las
Lagunas de Ruidera"
Pasaban días y días, y yo perdido
en aquellas lagunas, cada día luchando por sobrevivir en aquellas condiciones
tan sumamente difíciles, estaba yo, Bear Grylls, que he estado en innumerables
programas de supervivencia, pero esta vez no estoy bajo las cámaras que me
apuntan, y sin mi gran equipo de ayudantes, esta vez estaba solo.
Hora 01:24 del día 18 de enero de
2012.
Perdido, yo en esta fría noche sin
combustible en el coche y una rueda pinchada, comencé a adentrarme en la
penumbra del bosque. Motivo: mi supervivencia en aquellas abruptas tierras de
Castilla la Mancha, mi objetivo: llegar a lo más alto de la colina para poder
visualizar alguna población cercana para así poder salir con vida. Mi mayor
problema en este día, es la falta de utensilios para poder salir de esta
situación difícil.
Hora 02:34.
En lo que yo me iba adentrando en
el bosque, mi frustración iba aumentando por momentos, no tenía ni lugar para
poder pasar la noche, ni visualizaba ningún signo de vida por el momento, por
otro lado no encontraba la montaña adecuada para subir. Y ya por la mañana
visualizar el horizonte. Esto no me lo voy a perdonar, olvidé la brújula en el
coche y para guiarme correctamente de noche solo me quedaban las estrellas, de
las que yo carecía de visibilidad para verlas gracias la nubosidad del cielo.
La nieve de estas fechas iba en mi contra, así que decidí dejar de caminar y
busqué una cueva en la que dormir que estaba justo al lado de la laguna “Cueva
Morenilla”, lo deduje por el cartel que estaba situado al costado de la laguna.
Hora 03:56.
Una vez dentro de la cueva, encendí
un fuego, no con un mechero, sino con dos fragmentos de madera y un poco de yesca para poder utilizar la sopa de
sobre que llevaba en el bolsillo izquierdo de la chaqueta. Cuando la sopa
estaba preparada, me la tomé, para así poseer algunos hidratos de carbono en el
cuerpo y entrar en calor, sino moriría congelado. En aquel momento me di cuenta
de que el fuego estaba empezando a sofocarse, y dado que no quería morir de
frío, fuí a cortar algunas ramas y así
volver a formar un poco de yesca para que el fuego se avivara. El fuego de esta forma
me mantendría vivo, caliente y aullentaría visitas no deseadas.
Después de unas horas conseguí dormir
lo suficiente para que al amanecer estuviera preparado para partir.
Hora 06:32.
Dado que dormí unas escasas horas y
la temperatura ambiente era de unos -12⁰C, decidí levantarme para poder prepararme
el desayuno. Como desayuno encontré una víbora que maté sin pensármelo ni un
solo momento y un lagarto al que le tuve que quitar la piel que era venenosa
para así poder comerlo. Para cocinar las presas adquiridas encontré una lata de
refresco que utilicé como hornillo, para poder adquirir agua de una forma rápida
y segura decidí cortar un trozo de mi manga para así utilizarlo de filtro para
las impurezas existentes en esa agua, parte del agua la extraje de la laguna y
el resto de una montaña húmeda y de la nieve.
Hora 08:47.
Ya habiéndome comido el exquisito
desayuno, y habiendo apagado el fuego con agua del rio decidí partir rumbo a la
montaña más próxima. Un escaso tiempo después ya había llegado a la cima
nevada, así pues desde allí divisaba el pueblo llamado Ruidera. En aquel momento decidí partir hacia aquel pueblo.
Hora 11:23
Una vez ya había llegado al pueblo, fuí a almorzar un bocadillo en condiciones, y la humilde gente del pueblo me ayudó a poder acceder al camino en el que estaba mi coche para así arreglarlo como pudiéramos. Ya extraído el coche de dicha zona y arreglado, partí hacia la casa de mi tía en Valencia a la que le sorprendió la historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario